El paso de los años tiene conlleva efectos irremediables en nuestra piel. La cara, el cuello y el escote son algunas de las zonas más afectadas por las arrugas y el efecto de la gravedad.
Los hilos tensores faciales o hilos dérmicos son una nueva técnica de lo más exitosa entre los pacientes que desean tensar el ángulo del cuello y el óvalo facial sin cirugía y de forma ambulatoria.
Se trata de un procedimiento sencillo que se realiza con anestesia local. Los efectos de los hilos tensores faciales son inmediatos y no invasivos.
Es un tratamiento de rejuvenecimiento dérmico aplicable a personas a partir de los 30 años, con una flacidez o ptosis tisular leve-moderada, en diabéticos, hipertensos, de todo tipo de color de piel ya que no deja ninguna cicatriz. Su utilización más frecuente es en la zona temporal, para elevar las cejas, pómulos, zona mandibular y zona del cuello.
La cantidad de tensores dérmicos depende de las necesidades de cada paciente y de la flacidez que presente. El procedimiento no dura más de una hora y se realiza con un poco de anestesia local, no es doloroso, no deja cicatrices y se puede incorporar a la vida cotidiana de forma inmediata.
No tiene contraindicaciones y la duración del efecto es aproximadamente de unos 5 ó 6 años.
El porqué de tanto éxito entre los pacientes radica en que es un tratamiento sencillo, que no conlleva cortes ni cicatrices. Los hilos tensores no producen un cambio drástico en las facciones, factor muy importante para una gran parte de los pacientes.
Esta técnica se puede realizar en diferentes etapas, agregando hilos para hacer retoques en zonas donde vaya apareciendo la flacidez.
¿De qué están hechos los hilos?
Los hilos están hechos de polipropileno (material utilizado en muchas suturas), estériles, biocompatibles y de gran resistencia, concebidos según los parámetros de las técnicas mínimamente invasivas. Se presentan en distintas longitudes y modelos según la técnica o zona a tratar.
¿Para qué?
Con este tratamiento, conseguimos un efecto lifting que se obtiene de la tensión que el hilo ejerce con sus espículas en la piel y por la fibrosis que se genera en la zona que dan firmeza al tejido.
Se les conoce como hilos mágicos porque logran combatir la flacidez en la cara y en el cuerpo de forma rápida, segura y sin pasar por el temido quirófano.